La Odisea (de la Administración Pública)

Todo empezó hace cuatro años, cuando me empeñé en volver a ser universitaria. No sé por qué, si yo ya había empezado una carrera en la que aguanté dos años, acabado un módulo, y apuntado al paro. Pero es que no estaba yo contenta sin romperme la cabeza un poco más, así que me planté en el servicio de administración de mi nueva universidad, sin un duro porque al abandonar mi carrera anterior no me habían dado beca, y con la cabeza echa un lío de tanto pasear papeles de acá para allá. Aquello del traslado de expediente, previo pago bancario, me estaba empezando a poner nerviosa porque, en primer lugar, mi antigua universidad no lo había mandado a la nueva, si no a una privada que no se pronunció y que debió comérselo, porque no dieron señales de vida hasta que mi nueva y mejor amiga en el mundo, la señora canosa de administración, llamó para ver si mi expediente estaba en algún sótano profundo y oscuro. Estaba, claro, pero pretendían que volviera a pagar el traslado a la universidad correcta. Y no me dio la real gana, así que me pasé una mañana entretenidísima viendo a la señora teclear cosas mientras yo intentaba contener el tic nervioso del ojo, pero al final juró y perjuró que estaba arreglado.

MINTIÓ. MINTIÓ DE MANERA HORRIBLE Y DESCARADA.

A estas alturas todos sabréis ya que no estoy pasando un buen momento. Que estoy preocupada por la situación de mi padre y que no me voy a cansar de repetirlo porque quiero que todos sepáis lo que hay, porque su caso probablemente no tenga solución, pero necesito sentir que hago todo lo que puedo. Y sobre todo, PROTESTAR, para que otros no sufran lo que está pasando él.

Todo esto (sumado a cosas más personales) me lleva a tener los nervios alterados, a volver a morderme las uñas, a pegar un salto cada vez que suena el teléfono, a llorar por nada, a estar extremadamente irritable y permanentemente cabreada, y a no querer relacionarme con nadie. Me cuesta contestar el móvil. Me cuesta pedir un abrazo. No tengo ni siquiera ganas de hablar, y sólo espero el momento de irme lejos de aquí. Estos dos últimos días de viaje me han servido para desconectar tanto…

Sé que estoy haciendo muchas cosas mal, que los demás no deben pagar por mis problemas… y desde aquí quería explicaros mi actitud, y pediros perdón de la única forma que sé: escribiendo. Espero que algún día lo entendáis.

Sad Sonnet.

p.d. A los demás quiero dejaros un TEMAZO que me ha pasado un buen amigo mío… y que últimamente no dejo de escuchar porque me fascina.

¡Felices fiestas! :)

Llego un poquito tarde por falta de tiempo y exceso de «salidera» que dice mi abuela… ¡Pero aquí estoy yo para felicitaros las fiestas y desearos un próspero Año Nuevo! 🙂

Y con esto, espero que Papá Noël os haya traído un montón de regalitos y que el 2013 (y la lotería de El Niño, porque del Gordo no he visto un puñetero duro) nos depare millones de cosas bonitas, cerremos la puerta definitivamente a las personas feas y tengamos muchísimo sexo para compensar el que no tuvimos en este 2012 (y a ver si viene a regalarnos un polvete esa persona que todos tenemos, que tanto nos pone y que nunca nos alegró el cuerpo).

Antes de Reyes estaré de vuelta para deleitaros con la carta especial de este año, mientras tanto… Este 2012 me ha traído a un par de personas increíbles (¡hola tetas! :D) y sólo se ha llevado de mi lado hijos de puta que sobraban, así que sólo puedo esperar que 2013 sea mejor, y mientras tanto… ¡Sed infinitamente felices, polluelos, os quiero muchísimo a todos!

Hacemos el balance de lo bueno y malo cinco minutos antes de la cuenta atráaaaaaaaaaas.

Sad Sonnet.

 

Cero grados-Forraje.

Yo hace tiempo que prometí actualizar más a menudo, pero como mis obligaciones estudiantiles me están quitando la inspiración, el tiempo, la paciencia, y hasta las ganas de vivir (pero yo, en mi masoquismo habitual, encima soy feliz) (Menos cuando veo paraguazos demasiado cerca de mi persona), pues no sé ni de qué hablaros. Así que yo qué sé. Voy a dejaros una canción que me gustaba mucho hace un par de años y que he recordado hoy no sé ni por qué. Disfrutad. Echad de menos mi sarcasmo leonino.

Un globo, dos sexos, tres orgasmos, cuatro risas, cinco besos, seis gemidos; y ríe la luna por nada.
Siete dudas, ocho renuncias, nueve fugas, diez silencios, once rosas, doce docenas de espinas afiladas, oxidadas con desprecio.
Trece broncas, catorce puñaladas, quince duchas de agua helada. Dieciséis deudas, diecisiete borracheras, dieciocho corazones bomba; y la luna llora descuartizada.
Diecinueve corazones bomba, veinte colillas, veintiún castillos de arena, veintidós historias, veintitrés puntos de sutura y veinticuatro horas extraordinarias.
Y ciento un heridas abiertas, y trescientas sesenta resacas, y mil y una noches sin ti…

 

Sad Sonnet.

Diarios.

Dicen que todos los escritores tienen que tener un diario, y yo, como soy una escritora cojonuda y cuasi consumada, voy a empezar el mío. Vamos allá.

 

Día 1: 24/09/2012.

Es domingo. Ayer salí. Tengo resaca porque anoche me emborraché sin darme cuenta pero comí Pringles sour cream&onion de estas que te dejan en la boca un aliento infame y eso me hizo momentáneamente feliz. Salen Pattinson y Brosnan por la tele pero no me entero de nada porque me estoy durmiendo y eso me hace infeliz. Y como temo morir o entrar en coma, pues dejo de escribir ya y me voy a jugar al Phoenix Wright otra vez. 

(¿Cómo acaba uno una entrada de diario? «¿Con amor?» «¿Un saludito?» «¿Buenas noches?» «¿Yo me llamo Ralph?»)

 

 

Sad Sonnet.

Especial día del padre.

Yo sé que todos y cada uno de nosotros pensamos que nuestro padre es el mejor del mundo, pero en mi caso es verdad, así que lo siento por los vuestros. Fijáos si mi papi es guay, que controla ebay mucho mejor que yo. Y siempre nos lleva de vacaciones a sitios geniales. Y me da un besito cada vez que entra o sale de casa. Y nos parecemos tanto que a veces hasta discutimos estando de acuerdo, pero en seguida se nos pasa porque no nos sale estar enfadados mucho rato.

Y que me da igual lo que opinéis, mi papi es el mejor del mundo y nadie me va a hacer cambiar de opinión 🙂

¡Feliz día, papá! ¡Te quiero! 🙂

Sad Sonnet.

Inventos terribles de la Humanidad, vol. I

Hoy os quiero hablar de esas pequeñas catástrofes diarias que me amargan la existencia, porque ya sabéis todos que soy una protestona, y esto es lo que los protestones hacemos. En orden de mayor a menor grado de incordio encontramos clasificados en cosas que me tocan los cojones a diario:

1. La interfaz del iTunes. O mejor dicho, cualquier cosa relacionada con el maldito reproductor de Steve Jobs. Está hecha para hacerme enfadar exactamente cada 45 segundos y medio, que es lo que tarda en saltarme al frente de la pantalla, aunque esté minimizado detrás de google chrome, emule (porque he vuelto a los orígenes, sí), spotify, o un muro de cemento armado. Siempre vuelve a un primer plano.

2. Los pies fríos. Porque las manos frías aún tienen la finalidad de putear a tu compañero de al lado cuando se las pones entre el cuello y el jersey, pero ¿los pies fríos? Los pies fríos no sirven para nada. Molestan. Y no me dejan dormir.

3. Los turbantes. Las cintas estas de colorines para el pelo que todas llevábamos cuando éramos jóvenes, inocentes, y horteras. Exterminarlas de la faz de la tierra sería lo mejor que podríamos hacer. No sé cómo no ha tenido nadie la idea aún.

4. Sylvester Stallone. Lo siento, pero es así. Es feo y me rechinan los dientes cuando le veo. Disfruto con sus anti-Oscar (ALL-TIME WORST ACTOR, SEÑORES). Y ya de paso Chuck Norr

5. Mis vecinos de arriba, esa gente que no me deja dormir las resacas porque son de la opinión de que el mejor momento para montar, desmontar, y volver a montar otra vez una silla de cocina -con una cantidad ingente de martillazos de por medio, porque la mejor manera de reparar una silla es, evidentemente, utilizando el martillo de mayor tamaño que encuentre uno por casa- es esa hora muerta que está comprendida entre las nueve y las diez de la mañana de todos y cada uno de los domingos del año. El resto de la semana la dedican invariablemente al diablo hiperactivo de doce años que tienen por hijo, pero siempre gritando e insultando, no vaya a ser que el pobrecillo se convierta en una persona normal, educada y coherente.

Y hasta aquí las cosas que me irritan a diario, volumen primero. Seguro que alguna también os perturba a vosotros, aunque no sea tan a menudo.

Sad Sonnet.

Queridos Reyes Magos…

Queridos Reyes Magos:

Este año he sido muy buena, y por éso y porque estoy muy enfadada con Papá Noel, traigo una lista larga de cosas que necesito. Tened en cuenta que lo primero en lo que pensé fue en lo de la paz mundial, solucionar el hambre del mundo y todo éso, pero creo que éso es demasiado trabajo y no quiero que os agobiéis. Y por cierto, como no me traigáis lo que quiero, NO HAY GALLETAS, NI COLA CAO, NI NADA. Ni en mi casa, ni en ninguna de este vecindario. No es una amenaza, es que soy muy impaciente.

Os dejo la lista, ordenadita para que no se os olvide nada:

1. A ÉL. Y si no me lo vais a traer con el lazo de la cabeza que pedí ya para Navidad, no vengáis, porque las galletas os las tiro a la cabeza.

2. Si no me lo vais a traer, dejadme el nuevo Zelda, para entretenerme mientras llega mi amorcito.

3. Por favor, por favor, por favor, sacad la magia que tengáis y haced que el examen de contabilidad sea facilito.

3.5 Y antes de ocultarla otra vez, que mi pelo coja bien el tinte.

4. La peli de la Bella y la Bestia.

4.5 Una mantita para ver la Bella y la Bestia.

4.75 En caso de que no me lo hayáis traído a él, un novio cualquiera para ver la Bella y la Bestia debajo de la mantita.

5. Una pelota de tenis. No preguntéis el motivo, sólo os diré dos palabras: «Techo» y «vecinos».

6. Chocolate para la falta de estímulos sexuales.

7. Un turbante molón como los vuestros.

8. Supongo que no está en vuestra mano, pero algo de dinero nunca viene mal. Qué sé yo. Un par de milloncetes de los de antes.

9. Queso de untar. Se me acabó hace un par de semanas y por no salir…

10 (y última, que no quiero abusar). Una zapatera. Que se me salen los pares por las rendijas de las puertas de los armarios por no saber dónde meterlos.

 

Cómo veis, muy asequible todo. Y si me lo traéis a ÉL, os prometo que el año que viene os dejo galletitas de las buenas. Con canela y todo.

Vuestra discípula fiel:

 

Sad Sonnet.

Feliz año nuevo :)

Hoy, que todo el mundo hace balance de las cosas buenas y malas del último año, yo sólo quiero daros las gracias a todos los que me rodeáis, familia y amigos, por hacer que este 2011 fuera, de una u otra manera, realmente especial. Os quiero mucho a todos, gracias por existir y quedaros a mi lado un año más.

Y ¡eh!, ¡he podido ver a Bon Jovi y conocer a Carlos Escobedo!

Sad Sonnet.

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!!!

Enfado con Papá Noel.

Estoy un poco indignada con Papá Noel este año; no te ha dejado debajo de mi árbol ni metido dentro del calcetín que tengo colgado encima de la chimenea. Y mira que cuando me lo encontré en la esquina de la iglesia de San Juan le insistí mucho, incluso te describí y le dije cómo me imagino que huele tu habitación, para que no tuviera pérdida cuando entrara en tu casa a secuestrarte por la noche. Sin embargo cuando me levanté ayer por la mañana, no estabas sentado en mi sofá viendo la tele, ni mirando por la ventana sorprendido, ni ninguna de esas cosas que ocurren en las películas navideñas. Éso sí, ahora tengo  unos pendientes muy bonitos y un surtido enorme de turrones de chocolate. Así que he decidido que lo que voy a hacer es ponerte en mi carta a los Reyes Magos, y a partir de mañana los buscaré para dársela personalmente y especificarles que, si el día seis de enero no estás en mi salón, el año que viene no les dejo Cola Cao ni galletas, y avisaré a mis vecinos para que tengan que recorrerse todo el edificio sin encontrar nada de comer. También les voy a insistir en que tú eres lo que más ilusión me hace recibir como regalo, y que espero que tengas un lazo enorme en la cabeza de color azul eléctrico, y que te den un cursillo de guitarra para que me recibas tocando alguna balada de Bon Jovi mientras el lacito se balancea en tu cabeza.

De todas formas, y sólo por si acaso no les viene bien encontrarte, voy a pedir también el último juego del Zelda. Si tengo que esperarte, que sea entretenida.

 

Sad Sonnet.