Gestos grandilocuentes.

Hoy os traigo otra de esas entradas en las que cuento cómo me gustaría que actuaran los hombres como mujer dominante y difícil de satisfacer. Domingo, 10 de marzo de 2013: cómo hacer que Sad Sonnet vuelva a estar contenta y dando mucho amor después de estar terriblemente enfadada y echando espumarajos por la boca durante días, meses, años o eternidades completas. Hoy, gestos grandilocuentes.

1. Pedir perdón con la boca muy grande, lo brazos muy abiertos, y mucha cara de pena. Tengáis razón o no. Si no la tenéis, que sea algo así:

Pobre Cris, yo le perdonaría.

2. Flores / bombones /cestas con gatitos. En mi caso, tengo alergia, así que sólo acepto rosas. Blancas, que dan como paz. Y si me traéis bombones, os jodéis cuando proteste por mis incipientes lorzas, porque para eso estáis.

3. Música. Música suplicante. Canciones de esas en las que una de cada tres palabras son «perdón» y/o «sorry». Canciones que hablan del amor de principio a fin. Bustamante sabe lo que se hace. Y los Marea no se quedan atrás.

Y sé que no habrá sedales cuando te hiera mi ausencia, 
ojalá me quieras libre, ojalá me quieras, 
yo te querré deshecho, te querré en la roca vivaaaa

4. Algo enorme. Un peluche de tres metros en la puerta de casa. Un concierto brutal. Un avión que deje una estela en el cielo con mi nombre, como en el capítulo aquél de los Simpson del día de San Valentín (en el cual, por cierto, Apu se recubre de chocolate. No es mala idea tampoco).

5. Prometer, jurar, perjurar y grabar a fuego en vuestra frente que nunca jamás en la vida volverá a pasar lo que sea que habéis hecho para que yo esté tan sumamente enfadada y tenga razón y vosotros no. Y cuidarme mucho y ser buenos para siempre. Y volver a regalarme rosas blancas, POR SI ACASO.

Sad Sonnet.