El truco final – El prestigio

-Te quiero mucho.
-Hoy no.
-¿Qué?
-Hay días que no es cierto, y hoy no es de verdad. Quizá estés más enamorado de la magia que de mí. Te aseguro que me gusta notar la diferencia, hace que los días que es verdad sean especiales.

El truco final – El prestigio

La vi por décimo cuarta vez esta semana, y joder, él era así. Los días de verdad hacía que me levantara con un «buenos días» precioso y una sonrisa estúpida. El resto sólo iba por ahí mendigando dos palabras seguidas. Pensando que seguramente ni siquiera se acordara de mi existencia. Nunca intenté cambiarle y nunca entendí qué le pasaba por la cabeza en esos días en los que tenía que sacarle las palabras con sacacorchos, y juro que a veces hubiera pagado cantidades infames de dinero porque hubiera sido un sacacorchos estrictamente hablando. Los días buenos eran mejores, sí, pero siempre con la incertidumbre de no saber si mañana sería Jekyll o Hyde. Cara o cruz. Borden o Fallon. E inexorablemente siempre aparecía Mr. Hyde.

En los días en los que no era verdad siempre me preguntaba cuál sería su truco final. Porque «que hagan desaparecer algo no es suficiente, tienen que hacerlo reaparecer. Por eso, todo efecto mágico consta de un tercer acto, y la parte más complicada de este acto es el prestigio«.

Sad Sonnet.

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