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¡¡¡Felicidades @gusiluzi!!! :D

¡Hoy mi pequeñina se hace mayor!

Ella que apareció de la nada de repente y que es como un torbellino que lo pone todo al revés en dos minutos, que me planifica las semanas sin darme tiempo a pestañear, que está conmigo en lo bueno, en lo malo y en las gilipolleces, que hace que mil horas de cola y un fin de semana en Santander no sean nada, que me conoce como nadie, que me aguanta hasta cuando estoy de exámenes y soy la más asquerosa del mundo, y que sabe que somos iguales y que nosotras sólo nos decimos cuánto nos queremos (¡Y hasta damos gracias por habernos encontrado!) con una botella de Knebep encima, ella…

Ella cumple hoy 22 turgentes añitos, y yo quiero darle la felicitación más especial del mundo, la primera de muchísimos años, y sólo se me ocurre hacerlo a mi manera, aquí 🙂

(Aquí, y programándola para las dos de la tarde, que la vea cuando se levante :P)

conlu

¡¡¡FELICIDADES PEQUEÑINA!!! 🙂 🙂 🙂

Sad Sonnet.

75% Sad Sonnet.

(50% Sad Sonnet aquí)

(25% Sad Sonnet aquí.)

51. No soporto que alguien mueva nada en mi presencia. Es automático, lo vuelvo a poner en el sitio donde estaba, en plan tic nervioso.

52. Me encanta ir al Vips y comer nachos a medias.

53. Y las uñas horteras que no pegan nada con lo discreta que soy vistiendo.

54. Adoro conducir. Sobre todo si voy sola y con la música alta. Lo doy todo.

55. Tengo la autoestima bajo tierra.

56. Y terror a que me hagan daño.

57. Y por culpa de las dos anteriores, también tengo una máscara con forma de «me la suda todo».

58. Mi color favorito es el morado.

59. Y mi comida, patatas rellenas de mi abuela. No rellenas con trozos de la pobre mujer, ya me entendéis. Y la lasaña. Me encanta la lasaña.

60. El primer tatuaje que me hice (aquí lo podéis ver) son tres águilas encadenadas. NO son palomas, NO son pájaros, NO es un tribal y NO es ninguna de las gilipolleces que he tenido que escuchar. Me lo hice a los 19, después de que me perdieran en la tienda el diseño que yo llevaba de un as de picas. Como tenía pánico y tenía miedo a no atreverme a volver otro día, me hice el primero que me gustó. Y ahí están mis bicharracos,  después de cinco años estoy absolutamente enamorada de ellos.

61. A pesar de lo dicho en entradas anteriores, y según mi iTunes, la canción que más veces he escuchado (desde septiembre, que fue la última vez que formateé), es un tema de Drake.

62. Tengo un carácter muy hijoputa.

63. Y me cabreo con una facilidad pasmosa, pero el 90% de las veces me callo por no empezar a gritar gilipolleces de las que arrepentirme.

66. Porque además, cuando se me pasa, lloro.

67. Me gusta una persona que no sabe lo especial que es, y éso me da mucha rabia.

68. Lo único que me gusta de mí son mis ojos. Y mis manos. Lo que menos, mis piernas.

69. El primer libro que me hizo llorar fue «Rebeldes», de Susan E. Hinton, y a pesar de ser un libro juvenil, lo releo de vez en cuando. Me mata la historia de Dallas Winston.

70. Siempre llevo pulseras o reloj porque me parece que mis muñecas son muy pequeñas en comparación con mis manos, y me da la sensación de que así no se nota tanto.

71. Me sé la mayoría de los diálogos de Pulp Fiction porque he perdido la cuenta de las veces que la he visto. Y Requiem por un sueño me dejó tocadísima una semana entera.

72. Soy la hostia de mal hablada.

73. Cuando tengo resaca los domingos, y me duermo en el sofá, hablo en sueños. Tengo noches sueltas en las que también lo hago.

74. He leído varias veces la saga de Crepúsculo al completo. Y he visto las películas. En el cine. Y tengo las dos primeras en DVD original. Y odio a Edward Cullen por haber dejado a Bella y volver con todo su morro cuando empezó a levantar cabeza. Y acabo de perder el respeto de todo aquel que siga mi blog. Os echaré de menos.

75. A mí no me gustan las flores. Ninguna. Y a los bombones no me acerco, porque no quiero joder la dieta. A mí se me conquista, siempre e invariablemente, haciéndome reír.

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50% Sad Sonnet.

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26. Sufro problemas de espalda crónicos. Éso significa que casi todos los días me duele, y, para evitarlo, suelo dormirme en una postura específica, con la pierna derecha doblada.

27. Tengo pavor a los payasos. Sin embargo, de pequeña sólo me daban pena. Mucha, lloraba cada vez que veía uno. Me parecían tristes. A los putos arlequines no puedo NI MIRARLOS.

28. No sé por qué, pero me encantan los Estopa.

29. Esquío de puta madre, pero el snowboard se me da de pena.

30. No sé decir «me gustas». Me da demasiada vergüenza el miedo al rechazo.

31. No soporto que a mi móvil nuevo se le acabe la batería antes de que termine el día.

32. No sé cocinar. He llegado a incinerar el pan.

33. Me gusta el sexo como a un tonto un lápiz. Pero tengo excusa, es que soy escorpio.

34. Odio con todas mis fuerzas hablar por teléfono.

35. Siempre me ha encantado sentarme en mi sofá, con una peli, una manta, y la pareja oportuna, y acariciarle el pelo. Pero nunca me ha gustado dormir con alguien abrazándome, porque yo no dejo de moverme, y al no poder hacerlo, me despierto. Sólo ha habido una persona con la que he sido capaz. Y ahora le echo de menos.

36. Adoro a mi querido amigo Pablo sobre demasiadas cosas.

37. Me encanta la cerveza. Ahora mismo, moriría por una Guiness. Y odio que los anuncios cerveceros estén sólo enfocados a los tíos.

38. Mi libro favorito es «La marea hambrienta», de Amitav Ghosh. Y me avergüenza reconocer que me gustan los libros de Federico Moccia.

39. El café, sólo, con hielo, y sacarina. Y baileys, si es después de comer. Y las copas, de Bacardi con Trina. De manzana, por supuesto. No me gusta nada que lleve gas. NADA.

40. Me gusta el fútbol. Y soy del Oviedo y del Madrid. Al primero que no me lo toque ni Dios.

41. Mi plan a medio plazo es acabar la carrera el año que viene, e irme a trabajar fuera de aquí. El «dónde» es lo de menos.

42. Me encanta el maquillaje. Tengo millones de bases, sombras, brochas, y demás parafernalia.

43. Puedo cantar de pe a pa la intro de «Los mosqueperros», «Campeones» y «Los caballeros del zodiaco». La segunda era mi favorita.

44. Me cuesta reconocer que me equivoco, o que no tengo la razón. Pero cuando lo hago, no me importa decir «Lo siento».

45. Cuando tenía dieciséis años, mi profesor de historia me llevó a una sesión de relajación. Me hizo prometer que nunca volvería a callarme cómo me siento. Él me cambió.

46. Cuando quiero,  soy un poco payasa.

47. Canadá en el año 2008, ése fue mi viaje.

48. Nunca, jamás, me veréis llorar en público.

49. Siempre tengo la habitación hecha un desastre. Ahora, es quedarme sola en casa y activárseme un chip cerebral que me lleva a recoger a la perfección.

50. Adoro escribir, y me encantaría dedicarme a ello. Y antes de éso, quiero hacer una entrada de blog con una declaración especial. Es que soy muy sensiblera.

 

Sad Sonnet.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Odio.

Hoy tengo un día jodido, de ésos en los que antes de poner el primer pie en el suelo, sé que voy a acabar cabreada con alguien, pero no puedo evitarlo. La maldita cafetera sigue intentando amargarme la existencia, y hoy me dejó un poso al fondo de la taza como de un dedo de ancho. Muy asqueroso, y además estaba frío. Perdí el punto de mi libro y no sé en qué página me quedé. Salí a correr, pero los playeros son nuevos y me rozan el empeine (el maldito empeine, no podrán rozar como todos, no), y yo tengo cansancio acumulado, agujetas, y dolor en la rodilla izquierda, así que llegué a mi casa agotada. Al menos no me perdí como hago habitualmente. Aún no entiendo cómo es posible no saber bajar de Fitoria sin acabar en Pando. El pollo se me quedó a medio hacer por falta de tiempo, y mientras esperaba me puse a fisgar el twitter de reojillo. Y resulta, he aquí el quid de la cuestión, que sigo a una persona que twittea cada 45 segundos algún chiste malo/estupidez supina que ponen a uno de los nervios. Odio éso, no hace gracia, no eres gracioso. Tu sentido del humor da puñetera lástima. Y si hay algo que odio son esas personas que creen que tienen sentido del humor, pero no. Casi tanto como odio el café frío o el queso desnatado que desayuno todas las mañanas desde que estoy a dieta, o cansarme antes de tiempo cuando salgo a correr y sé que puedo dar más. Odio que alguien me hable en días como hoy, sobre todo cuando me exigen atención absoluta, me atosigan, me agobian y me requieren constantemente, enfadándose sino estoy dispuesta. Lo aborrezco con todas las fuerzas que me permite odiar el diablo que llevo dentro. Dejadme en paz, joder. La única persona a la que hoy podía soportar hoy es Pablo, y así fue, tocó cine. Odio pagar nueve euros por una entrada para una peli en 3D. Aunque creo que Thor mereció la pena, me gustó. Pero odio el frío que paso desde que salgo del cine hasta que llego al coche, y el trayecto desde la ronda sur a mi casa sola me amarga la existencia. Casi tanto como estar navegando en internet y que salte el puto iTunes al frente. Maldita sea, Steve Jobs, he pagado una pasta por tu puto iPod, solucióname el problema. Y estar siempre localizable, éso sí que me toca los cojones. Tuenti, FB, twitter, móvil, y gracias a Dios que no tengo Blackberry, ni whatsapp de este, ni nada similar, porque igual acabo volviéndome loca. Y la gente que se enfada si no les felicito en todas las redes sociales del momento. Y digo yo, si apenas tenemos trato en la vida real, ¿para qué mierda te voy a felicitar en internet? Hace años no te hubieras enfadado si no te felicito a la cara. Pero no pasa nada, ya lo soluciono yo rápido, ya sabemos todos que yo retiro el saludo como me cambio de bragas. Éso se comenta por ahí. O que me toquen. Cómo odio que me toquen cuando me levanto así.

Así que en vista del día que llevo, de la mala hostia, y del karma adverso, voy a apagar el ordenador, a tirar el iPod por la ventana, y a seguir leyendo mi libro. Si es que localizo la puñetera página en la que me quedé.

Sad Sonnet.

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Hoy he leído en twitter el TT «#100factsaboutme«, que me ha recordado a la peli aquella de mi queridísimo y difunto Heath Ledger «Diez razones para odiarte», y he pensado que estaría bien intentarlo. Aunque supongo que cien hechos sobre mí no son tan sumamente interesantes, vamos a dejarlos en algunos menos. Veinticinco, por ejemplo.

1. No me gusta hablar de mí. Lo de expresar sentimientos en voz alta me da vergüenza. O miedo. O ambas cosas, y siento que realmente a nadie le importa, o que no van a entenderme, así que no lo hago.

2. No aguanto con el mismo color de pelo más de un año.

3. Soy impaciente. Las cosas las quiero bien, y las quiero YA. Esperar por algo me cabrea, y hace que me aburra y pierda el interés. Esto además me pasa en todos los ámbitos.

4. La única consola que de verdad me gusta es la DS.

5. Y mi juego favorito, El profesor Layton y el futuro perdido.

5. Tampoco me gustan los juegos de PC, excepto los Sims. Aunque no sé por qué, a los Sims 3 me he viciado menos.

6. Que no hable de sentimientos no quiere decir que no los tenga. Y vaya que si los tengo, soy una sensiblera. Y llorica, puedo pasarme horas encerrada en mi cuarto llorando a ritmo de balada de Europe.

7. Soy fría y despegada, sí, pero también necesito cariño. Y adoro un abrazo, o un beso, por sorpresa y sin venir a cuento. Aunque no de cualquiera.

8. Guardo todo. Entradas de conciertos (algunas incluso firmadas), entradas de cine, letras de canciones, agendas de otros cursos. Y pierdo fotos por no imprimirlas ni guardarlas.

9. Hoy hago medio año sin fumar, pero día a día me sigue costando.

10. Soy tan rematadamente vaga que no me gusta desplazarme innecesariamente. No me gusta éso de «ir a dar un paseo». Necesito un fin.

11. Me gusta ir a correr, o a nadar, pero no los gimnasios. Me da vergüenza y siento que voy a hacer el ridículo.

12. Soy hija única y no me enseñaron a compartir. Esto quiere decir que ninguna amiga mía podrá tocar, nunca, y bajo ningún concepto, a una persona que yo considere «mía» por derecho, a saber, mi ex novio, o esa persona que siempre ha sido importante (sentimentalmente hablando o no, en función del año del que hablemos) aunque nunca fuimos nada. Soy egoísta y no tendría ninguna clase de problema en sacar las garras. O acabar a hostia limpia.

13. Sé escuchar, pero dar consejos se me da de puñetera lástima. Así que estaré encantada de escuchar vuestros problemas, pero soy técnicamente incapaz de ponerles solución.

14. Mi serie favorita de todos los tiempos ha sido «Lost». Mi película, «The Crow». Y mi grupo, «Fe de Ratas».

15. Aunque cada vez que echan por la tele «Regreso al futuro», TENGO que verla. Era mi película favorita de pequeña.

16. Tengo un tatuaje de Héroes del Silencio en la espalda, sí, pero no soy friki, ni una fan obsesiva, aunque sí son una de mis bandas predilectas. Ellos marcaron un inicio, una época de mi vida, y un fin, como un ciclo que termina. Y no veo una razón mejor para tatuarse algo, que un dibujo que simbolice tantos años de tu vida.

17. Suelo dejar las cosas a medias. Ya he dicho que me aburro rápido si no consigo resultados, así que dietas, deportes, estudios, o cualquier otra cosa a largo plazo, suelo dejarlos a medias. Aunque ahora estoy bastante mentalizada. Igual estoy cambiando.

18. Sólo me gusta el rock. No intentéis que escuche reguetón, o pachangueo, sólo me pone de mala folla.

19. Soy tremendamente feliz estando soltera porque no me gusta darle explicaciones a nadie de qué hago o dejo de hacer. Es algo que no soporto. Pero he llegado a un punto en el que necesito estabilidad. Ahora sí que me gustaría tener pareja.

20. Cada vez que veo «Little ashes» lloro. Como una Magdalena.

21. No creo en Dios, soy de izquierdas cerrada, y totalmente Republicana. No intentéis rebatirme nada, porque también soy cabezona y lo único que vamos a conseguir es perder el tiempo. Y éso también me jode mucho.

22. Si tuviera que pasar la vida entera escuchando una sola canción, sería «Surrender», de Billy Talent.

23. Duermo con un despertador luminoso porque la oscuridad me da miedo. Las alturas también, a pesar de vivir en un quinto.

24. Despotrico contra las redes sociales, pero en el fondo creo que no sabría qué hacer sin ellas.

25. Sé que soy experta en cagarla, y en hacer las cosas mal, pero no me juzguéis. Me pone triste la impotencia de saber que soy capaz de joderla y no haberlo pensado antes. Nunca pienso las cosas antes de hacerlas.

Aquí tenéis, un 25% más de conocimiento sobre mí.

 

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Irracional, pasional, absurda.

Llora, llora, llora. Tú, que me estás leyendo, siente las rasgaduras de un corazón herido, y llora como puedo hacerlo yo. Arranca el coche y acelera, sin cambiar de marcha, al corte, hasta que el motor proteste, y conduce sin rumbo, dirección a ninguna parte, hacia el horizonte. Deja que la luna te arañe los ojos, y el recuerdo el alma, y grita como no lo has hecho nunca, nadie va a oírte, es tu coche, tu espacio. Soy tan irracional, tan pasional, tan absurda, tan jodidamente previsible. La música tiene que hacer temblar los asientos, las llaves en el contacto, tu pulso, el mío, y busca una canción que te llegue dentro, que te remueva las entrañas y te haga pensar en los celos que guardas, las cosas que no dices, las palabras que jamás vas a decir. Una imagen mental, la suya, quizás en otros brazos, quizás ella con otro, él con otra, un abrazo que no es tuyo. Afróntalo, puedes notar cómo se rasgan tus pulmones, cómo te sangra el pecho, cómo cuesta respirar sin ayuda, y sentir que estás vivo. Jodido, pero vivo. Conduce a ciento cuarenta por una autopista donde sepas que hay poco tráfico, golpea el volante cuando te detengas, permítete por un momento ser humano y desesperarte como no lo has hecho nunca. Siente como esa desesperación crece por tu columna vertebral y electriza todos los nervios de tu cuerpo, el dolor de una pérdida de algo que ni siquiera llegaste a tener porque nunca te perteneció. Aparca el coche, apaga el motor, sonríe. Porque anochece, el día se acaba, y si has llegado aquí tú eres tan irracional, pasional y absurdo como lo soy yo. Y estás tan jodido como puedo estarlo yo. Sonríe, porque estamos jodidos, pero vivos.

 

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Propósitos.

No sabía qué escribir en la primera entrada del año, por éso he tardado tanto en hacerlo. No quería hacer valoración del 2010 porque ha sido a grandes rasgos, una mierda. O bueno, tampoco es éso. Pero vengo observando que todos los años tienen períodos cíclicos, y cada Navidad, cuando se acerca el momento de las uvas, no puedo evitar pensar que ha sido otro año más. Sin nada reseñable, quizás porque perder y encontrar gente es lo habitual desde hace tiempo. Gracias a los que se quedan, a los que vienen. Que les den por el culo a los que se van por la puerta grande. Cosas típicas.

Y como año tras año es siempre la misma rutina, me he hecho una lista de propósitos de Nuevo Año, que también es algo como muy típico. Lo de ir al gimnasio no lo incluyo, porque total, nunca lo hago, y no me apetece amargarme la conciencia. Ahí va.

-Leer más. Es increíble lo que me gusta leer y lo poco que lo hago en comparación con lo que me gustaría hacerlo. Así que este año voy a usar menos el ordenador, y más el cerebro. Es lo que toca, me estoy haciendo mayor.

-Añadir más color a mi vestuario. Mamá, si lees ésto, el rosa no va a entrar en mi armario. Pero igual debería ampliar la oferta a algo más que blanco y negro. Por cambiar.

-Sonreír más. Incluso a los desconocidos. Este año varias personas me han dicho que les daba miedo acercarse a hablar conmigo porque tengo cara de mal genio. Éso no puede ser, si yo soy un encanto (Modestia aparte).

-Ampliar mi repertorio musical. Three Days Grace, Breaking Benjamin, Linkin Park o Billy Talent están de puta madre, pero necesito ampliar horizontes musicales. Acepto consejos y sugerencias.

-Por una vez, acabar el año rodeada de la misma gente con la que lo empecé. Son pocos, pero merecen la pena.

-Disfrutar al máximo de cada concierto que pueda permitirme. Es uno de mis placeres, y necesito aprovecharlo.

-Escribir. Escribir mucho. Y sobre todo, que os guste a vosotros, amadísimos lectores fieles, y siga recibiendo comentarios de apoyo. Y seguir con mi novela.

-Teñirme de rojo, que me gustaba más.

Y supongo que con todas estas banalidades en la cabeza, el año irá mejor. No pongo cosas como «conocer a alguien», «enamorarme», o similar, porque realmente no creo que me haga falta. Soy feliz así, en mi mundo, con los pequeños enamoramientos que trae consigo el día a día, el trato, o un par de conversaciones, risas, y sonrisas. Aunque siempre es bienvenido, un domingo sin polvo es, cuando menos, una basura.

 

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Feliz año.

Carta de Navidad.

Queridos Reyes Magos, Papá Noel, o Armadillo Navideño:

Este año he sido muy buena. En serio. He aprobado mucho (aunque a trancas y barrancas, que yo sé que lo veis todo, pero lo hice), y me he comido todas las verduras (o casi, pero la intención es lo que cuenta). Hasta recogí la habitación alguna vez, y antes de ayer le di mis últimos treinta céntimos sueltos a un señor que me paró en la estación. Así que como creo que me lo merezco, os dejo una lista de cosas que quiero el año que viene:
-Un poco más de fuerza de voluntad, porque aunque logré dejar de fumar hace tres meses, todavía no he sido capaz de ponerme a dieta ni dejar el chocolate.

-Tiempo. Pero no para estudiar o para dedicar a los demás. Tiempo para mí.

-Sonrisas gratis. Ésto significa que no quiero tener que devolverlas forzada, o tener que pagarlas a precios altísimos.

-Confianza. Y de ésto quiero dos. Una para mí, para entender de una vez por todas lo que soy capaz de hacer, y la otra, para los demás, a ver si por fin este año logro confiar plenamente en los que me rodean.

-Estabilidad. Toda la que podáis conseguirme. Quiero que mantengáis a mi lado a toda la gente importante que no quiero perder nunca. En especial, quiero poder acabar el año que viene sabiendo que he tenido a Isy a mi lado otro año más para seguir aguantándome. Y ya serían siete.

-Felicidad. Toda la posible, quiero tardes de locura y risas, sola o acompañada.

-Inspiración, para poder seguir dedicándome a lo que más amo en mi vida: La escritura.

A cambio, podéis llevaros un poquito de mi mal carácter, mis nervios, o un poco de sarcasmo, que de todo éso voy sobrada. Como otras opciones menos importantes podéis traerme también un novio que me quiera, me entienda y me haga reír, un amigo nuevo, o unos playeros morados. Sobre todo, también quiero pedir que dejes a mi familia como está, no quiero perder a nadie más, gracias. Y si no tenéis para todos, compartid mi felicidad con los demás, no me importa repartirla.

Atentamente:

Carmen Amil.

 

[Post Navideño donde los haya… ¡FELICES FIESTAS A TODOS! :)]

Tópicos.

«Una bala perdida hecha a mi medida», que dicen Rulo y la Contrabanda. La clase de sensiblerías que me gusta escuchar cuando pienso en ti. Los celos de una amiga me recuerdan que yo no tengo nada, ni siquiera el derecho a sentirlos. Y aún así, existen. La primera sonrisa después de un cabreo. Tú sabes sacármela, y yo lo echo de menos, cada día, pero no te digo nada. Sonreír por primera vez después de un enfado es como un soplo de aire fresco en un día de verano. Ojalá pudiera perderme en tus ojos, que me tranquilizan. Porque aunque siempre soy una persona nerviosa, a tu lado es distinto. Quizás se me olvida quién soy yo, y me queda sólo lo que soy cuando estoy contigo. Menuda tanda de tópicos estoy soltando hoy, y dándome cuenta, no puedo remediarlo. Son todos ciertos.

«I was going to tell you tonight, but the secret is still my own, and my love for you is still unknown», que dicen los Heart a golpe de rock. Y yo les hago los coros a voz de grito, cantándole a la lámpara del techo usando un cepillo del pelo. Acabo el espectáculo arrodillada en el suelo, con sentimiento, como si entendiera la letra, como si supiera de qué están hablando, como si supiera qué se siente.

Menos mal que el inglés siempre se me ha dado bien. Los sentimientos no.

 

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Latigazos.

Hoy me he levantado con el pie izquierdo cruzado. Nunca mejor dicho, porque no sé qué hice anoche, pero tengo el gemelo subido, debió ser de tantas vueltas que di en la cama, pensando, completamente desvelada, durmiendo a trompicones para volver a despertar sobresaltada. Cuando sonó el despertador para irme a estudiar quería morirme de cansancio y desesperación, así que sólo era cuestión de que algún detonante hiciera explotar mi mal genio. Ocurrió, pero ni siquiera recuerdo el qué.

Se me calienta la cabeza y se me enfría la columna vertebral. Cada uno de los nervios de mi espalda me sacude latigazos de escalofríos helados, y cuando alguien me roza se extienden por mi cuello. No puedo soportarlo. Si alguien me habla, no respondo yo. Responde mi mal genio, y una retahíla de palabras mal sonantes.

Pero lo que quiero es justo lo que no tengo. Inspiración, musa, palabras. Una canción que describa esta situación, alguien que me entienda. Gritar, llorar, cantar a voces sin que nadie pueda oírme, un abrazo compasivo. Sin que me moleste el roce. Sin latigazos de escalofríos en mi columna vertebral.

 

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